sábado, 31 de julio de 2010
Inauguración de la Escuela “Rafael Herrera Vegas”
Con la brillante ceremonia realizada el 16 de diciembre de 1918 ha quedado inaugurada la nueva escuela del Consejo Escolar 9º, ubicada en la calle Las Heras 3096 y designada con el nombre de “Rafael Herrera Vegas”, personalidad meritoria, que ha evocado justicieramente en su discurso el Dr. M. A. Montes de Oca.
El edificio se levanta en el terreno de 1.500 metros, donado con ese objeto por los doctores Rafael y Marcelino Herrera Vegas, en memoria de su señor padre. Sus planos han sido preparados y dirigida su construcción por la Dirección General de Arquitectura del Consejo Nacional de Educación, a cargo del arquitecto Sr. Waldorp. Es un amplio edificio de tres pisos, que responde estrictamente, por supuesto, a las más adelantadas aspiraciones de la edificación escolar urbana en cuanto a exigencias higiénicas y pedagógicas. La primera de estas cualidades es precisamente su característica. El sol, la luz, el aire, están en dominio pleno, desde el amplio patio descubierto del piso bajo, y las aulas cuyas grandes ventanas que miran al este dan todas a él, hasta los anchos corredores cubiertos que pueden servir de lugar de recreo a los alumnos de los pisos altos, los que disponen, además, de la azotea convertida en pérgula, -como es frecuente en establecimientos similares de los Estados Unidos,- sitio propicio para juegos libres. Es de notar la instalación sanitaria de lavabos y retretes, y los surtidores de beber que eliminan el uso del jarrito. La sobriedad de las líneas, la ausencia de adornos arquitectónicos es otro de los rasgos del nuevo edificio, que responde a un propósito tanto económico, como higiénico. Como otras escuelas construidas últimamente, la que se acaba de inaugurar cuenta también con un salón de actos públicos que será utilizado en la actividad escolar para clases de música y canto. Se ha destinado un espacio para las instalaciones de La Copa de Leche, la benéfica institución implantada en casi todas nuestras escuelas, merced a la generosidad del vecindario que la sostiene exclusivamente. Un salón para museo y varias piezas en un piso alto, para habitación particular de la directora, contemplan la distribución del nuevo edificio cuyas 11 aulas tienen capacidad para cerca de 1.000 alumnos en ambos turnos.
lunes, 26 de julio de 2010
La Legislatura Porteña recuerda a Don Rafael
Buenos Aires, 24 de junio de 2010.
DECLARACIÓN 230/2010
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recuerda al Doctor Rafael Herrera Vegas, en el centenario de su fallecimiento, el cual se conmemorará el día 26 de Septiembre del 2010.
Asimismo, solicita al Poder Ejecutivo que, a través del Ministerio de Salud, tenga a bien organizar una jornada a efectos de destacar su obra y trayectoria.
OSCAR MOSCARIELLO
CARLOS SERAFIN PEREZ
http://www.legislatura.gov.ar/asuntos.php
domingo, 18 de julio de 2010
El Político y El Sabio: Antonio Guzmán Blanco vs Rafael Herrera Vegas
Le he pedido autorización a Francisco Kerdel Vegas para replicar aquí un artículo que publicó en el año 2009 en www.bitacoramédica.com, a lo que accedió de inmediato.
Francisco Kerdel Vegas
"Francisco José HERRERA LUQUE (Pancho Pepe , como lo llamábamos familiares y amigos), médico psiquiatra (tercera generación de médicos y segunda de psiquiatras por el lado paterno), nos dejó un legado trascendental con su reconocida creatividad científica expresada en varios libros y más tarde al dedicarse a cultivar -con su extraordinario talento e imaginación-, el género de la historia novelada, que le permitió incursionar con mucha libertad en aspectos singulares del comportamiento de los venezolanos que parecen repetirse a lo largo de la historia.
Hoy quiero destacar en este comentario la emigración de nuestros cerebros mejor formados por razones políticas –algo que estamos sufriendo en forma exponencial actualmente- y que Pancho Pepe narra con detalles enfocando el caso del ilustre médico venezolano (y pariente suyo) doctor Rafael HERRERA VEGAS, quien sin desempeñar cargo público alguno y sin haber incursionado en la política local resultó víctima, por el odio del general Antonio GUZMÁN BLANCO –en ese momento, año de 1870, recién encargado de la presidencia de la república- hacia su familia, y tiene que pasar por el horror de ver su casa de habitación salvajemente saqueada, seguida del trágico fallecimiento de su esposa a causa de una fiebre puerperal adquirida en un parto que ocurrió en esas terribles circunstancias.
La virtud que atribuyo a la novela histórica (o historia novelada) es que nos permite insertarnos de manera natural y asimilable en un momento determinado de nuestra historia.
Sin más preámbulos demos la palabra a Pancho Pepe (en su libro “Los 4 Reyes de la Baraja”, Criteria, Caracas 2004) para que nos narre en dos sucesivos episodios lo que ocurrió entre HERRERA VEGAS y GUZMÁN BLANCO:
“Guzmán Blanco, quien arrastra desde su juventud de una hernia inguinal, se siente acuciado por intensos dolores. Aquella tarde son insoportables. Andueza Palacios, poeta y político, es también médico. No puede ocultar su turbación al examinarlo.
-La hernia se ha estrangulado –le dice con gran esfuerzo-. Es indispensable operarlo.
-En tu opinión, ¿cuál es el mejor cirujano de Caracas?
-Rafael Herrera Vegas, quien está en La Rotunda.
-Háganlo llamar para que lo haga. Por más enemigo mío que sea, no soslayaría los deberes de su profesión
El médico deja a un lado el rencor y se dispone a intervenirlo. Matías Salazar, amenazante, le espeta a Herrera, antes de entrar al comedor, en cuya mesa se realizará la intervención.
-¡Ojo e´garza, doctorcito. Si algo le pasa al General, no quedará usted vivo para contar el cuento!
-¡No sea grosero, piazo e´carajo! Cómo se ve que en su profesión de asesino no tiene idea de lo que es un médico.
Herrera Vegas, graduado en París con las mejores calificaciones y la admiración de sus maestros, es de los pocos que conoce en Venezuela los secretos del éter, el anestésico descubierto por Morton. La operación se desarrolla felizmente. Bajo estricta vigilancia militar, donde se turnan sus primeros lugartenientes, se recupera el enfermo. En la cama de al lado, Herrera Vegas, en silencio hosco, sigue el proceso. Tan pronto vuelve en sí, retornan las punzadas y los dolores, que el médico calma con un brebaje de láudano y caña brava. Al tercer día la mejoría es notable. Guzmán agradece a Herrera lo hecho por él.
-Lamentablemente hice el juramento hipocrático- responde seco.
Guzmán Blanco esboza una sonrisa; siempre ha sentido una extraña atracción por sus contrarios.
-Siento mucho lo del saqueo de tu casa. Voy a darle órdenes a Juan Sabroso, para que devuelvan lo robado.
-Eso es más difícil que usted restituya al país lo que no es suyo.
-¡Carajo, Rafael!- exclama con ánimo reconciliador-. ¡No hay manera de que me perdones, si algún mal te he hecho?
-A usted, más que a nadie, le consta que nosotros no damos ni pedimos cacao. Véame, por los momentos, como su médico y nada más.
Fueron inútiles los intentos de Guzmán por hacerle variar de actitud. Respondía con monosílabos a sus preguntas, por más que Guzmán hubiese ordenado la excarcelación de Francisco, su hermano, y el cese de la persecución a su familia del lado paterno. Porque a Martín Vegas y a Esteban Palacios, como a toda su parentela, fiel a su promesa persistía en su idea de hacerlos exterminar. Al octavo día de la intervención la recuperación de Guzmán, salvo pequeñas dolencias, era casi total. Matías irrumpe violentamente, y luego de exigirle al médico que salga de la habitación, le susurra algo a Guzmán. Herrera, al otro lado del patio, no lo pierde de vista. Algo grave sucede en relación con él. Guzmán se incorpora de lecho con el rostro amarillento, y con paso fuerte se aproxima al médico.
-Tu mujer está muy enferma –le dice-. Desde hace dos días tiene una fiebre muy alta. Ve a verla ahora mismo, y cualquier cosa que pueda hacer por ti, estoy a tu orden. No sabes cuánto te agradezco tus cuidados.
Girando sobre sí mismo y a toda prisa, el joven galeno corrió a su casa. Tan pronto Guzmán le informó de lo sucedido supo la naturaleza del padecimiento y también su pronóstico: fiebre puerperal.
El rostro de los suyos era un mar de caras afligidas, de velones del alma y de un coro de mujeres rezando el rosario. El recién nacido estaba bien, pero su mujer perfilaba las facciones en la última expresión que permite la agonía. Concepción, tras dos días de tránsito, se fue entre suspiros. No obstante la proclama impresa dictada por Guzmán, de perseguir y exterminar a los Herrera, la extensa parentela, poniendo a un lado sus aprehensiones, acudió a las exequias. Un torrente, más que un murmullo, salió del patio y se precipitó en la sala, donde Rafael despedía a su mujer con el rostro entre las manos. Teresa, su hermana, quien estaba a su lado, reclamó su atención. En el umbral, vestido de luto, estaba Antonio Guzmán Blanco.
-Vengo a darte el pésame …
Herrera Vegas no lo dejó terminar:
-Salga inmediatamente de aquí, si no quiere hacerlo con los pies por delante.
Guzmán Blanco no se amilana ante lo sucedido. Con más energía que nunca grita y ordena:
-¡Duro con los godos! ¡No se la vayan a echar de blandos ni de misericordiosos! Todo propietario es godo; todo godo es propietario.”
Al final del libro, el novelista inventa un diálogo entre el paciente al final de la vida, Guzmán Blanco, y su médico, donde nuevamente invoca el episodio que determinó la dura decisión del doctor Rafael HERRERA VEGAS de abandonar su país natal para siempre y radicarse con su dos hijos menores en Buenos Aires, donde además de alcanzar notables éxitos como profesional deja un clan familiar de reconocida solvencia social, económica y sobre todo moral. A continuación dicho diálogo:
“-Yo no le soy simpático, doctor Dubois le soltó a quemarropa, deseoso de comprobar lo que desde hacía tiempo presentía.
-Acierta usted, Excelencia –respondió el médico inmutable-. Aunque debo confesarle que la profunda antipatía que sentía en un principio, se ha ido aminorando al paso del tiempo, hasta casi tenerle un poco, pero muy poco cariño …
-¿Y qué le ha hecho cambiar de opinión?
-Conocerlo a fondo. Saber de las humillaciones de que ha sido víctima … De la desconfianza que siempre inspiró, aun cuando no se justificaba. De los detractores gratuitos, de las innumerables traiciones de que fue víctima … , de haber tenido el padre que tuvo … Las malas acciones de los protagonistas de la historia suelen ser obra del resentimiento.
Guzmán se sobresaltó ante aquellas afirmaciones. Era ajeno a hacer confidencias, salvo las que enaltecieran su yo y predestinación.
-Nunca le he hablado de mi padre, ni de mis sufrimientos – le repuso a Dubois con voz bronca de protesta.
-El médico, sin proponérselo –repuso el otro-, es como un jefe de policía, sobre el que llueven toda clase de informaciones espontáneas. Le voy a dar un ejemplo: usted, en 1870, cuando entró triunfante a Caracas, de no haber sido operado por uno de los mejores cirujanos del mundo hubiese muerto.
-Rafael Herrera Vegas –dejó escapar como un lamento-. ¡Y cómo sabe usted todo eso?
-Era mi compañero de estudios. Y el más brillante cirujano que haya pasado jamás por La Sorbona, hasta el punto de que nuestro maestro, ante la solicitud del Emperador del Brasil para que le recomendase un gran cirujano para él y su familia, no vaciló en mencionarle a Herrera Vegas, quien luego pasó a la Argentina, a solicitud del Presidente Roca, para que enfrentase el primer brote de fiebre amarilla que se produjo en aquel país, y de la cual no tenían experiencia los médicos de allá. En Argentina, impulsó con criterio moderno los estudios de Medicina, recibiendo los honores y riqueza que su país, encarnado en su persona, le negó en la forma más cruel. Todavía vive, y, a pesar de sus éxitos en la Argentina, no ha renunciado a su nacionalidad, condición que se le exige para nombrársele ministro. ¿Quién quería más a Venezuela, usted o él? Argentina, forzoso es reconocerlo, ha sido mejor madre adoptiva que Venezuela, madre natural. Además del caso de Herrera tiene también el de José Antonio Páez, a quien usted negó las glorias de ser enterrado en el Panteón Nacional. Si hay algo que me molesta es su ausencia de grandeza, su carencia total de magnanimidad, su errónea filosofía de creer que el poder y el dinero lo pueden todo.”
Son lecciones de la historia de Venezuela que deberíamos recordar a menudo, para no repetir episodios tan desafortunados como negativos para nuestro futuro progreso y desarrollo."
Caracas, 6 de noviembre de 2009
Fuente:
http://bitacoramedica.com/weblog/2009/11/el-politico-y-el-sabio-antonio-guzman-blanco-vs-rafael-herrera-vegas/
Fotografía de Antonio Guzmán Blanco - http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Guzmán_Blanco
Luis Sáenz Peña
Ya asentado en la sociedad Argentina, con su reputación como médico en lo más alto, ha cosechado una gran cantidad de amigos.
Uno de ellos ha sido Luis Sáenz Peña, Presidente de la República entre 1892 y 1895 y padre de otro Presidente de la República, Roque Sáenz Peña, quién asumió el cargo a pocos días de la muerte de Rafael (1910-1914), y se lo conoce por la "Ley Sáenz Peña" referida al voto secreto, obligatorio y universal.
domingo, 4 de julio de 2010
Carta de Augusto J. Coelho a Marcelino y Rafael Herrera Vegas
Augusto J. Coelho fue fundador del Banco Español del Río de la Plata en 1886. Según cuenta Marcelino, habían dos retratos al óleo de Don Rafael, uno se lo regaló Augusto Coelho a Rafael (hijo) y el otro Julio Peña a Marcelino (este último pintado por Gabriel Ferrier - 1910)
París, 27 de Septiembre de 1910
Señores Dres. Dn. Rafael y Dn. Marcelino Herrera Vegas, Buenos Aires
Mis queridos Amigos
Nunca he sentido más la tiranía de las distancias, como hoy al recibir la dolorosa noticia del fallecimiento de su querido padre de Uds, mi excelente y respetado amigo. Habría deseado en sus momentos haberme hallado al lado de Uds. para compartir su justa pena, para llorar juntos la desaparición del hombre noble y caballerezco que siempre fue por mi considerado como un segundo padre. No les envío a Uds. consuelo por que estas desgracias tan grandes no las tienen, la resignación ante lo inevitable puede, con el tiempo, atenuar el dolor, pero la perdida subsiste siempre irreparable.
En cuanto a mi, me ha causado una impresión profunda que Uds comprenderán, sabiendo el verdadero cariño que yo profesaba al finado, que por sus exepcionales cualidades de bondad, de rectitud y de nobleza., supo en vida hacerse acreedor al respeto y a la estimación general y deja, al morir, un recuerdo imperecedero para todos cuantos nos honrabamos con su amistad, Reciban ustedes mis amigos queridos la seguridad del afecto que en ests triste circunstancia les reitera mas que nunca su amigo
Augusto J. Coelho
París, 27 de Septiembre de 1910
Señores Dres. Dn. Rafael y Dn. Marcelino Herrera Vegas, Buenos Aires
Mis queridos Amigos
Nunca he sentido más la tiranía de las distancias, como hoy al recibir la dolorosa noticia del fallecimiento de su querido padre de Uds, mi excelente y respetado amigo. Habría deseado en sus momentos haberme hallado al lado de Uds. para compartir su justa pena, para llorar juntos la desaparición del hombre noble y caballerezco que siempre fue por mi considerado como un segundo padre. No les envío a Uds. consuelo por que estas desgracias tan grandes no las tienen, la resignación ante lo inevitable puede, con el tiempo, atenuar el dolor, pero la perdida subsiste siempre irreparable.
En cuanto a mi, me ha causado una impresión profunda que Uds comprenderán, sabiendo el verdadero cariño que yo profesaba al finado, que por sus exepcionales cualidades de bondad, de rectitud y de nobleza., supo en vida hacerse acreedor al respeto y a la estimación general y deja, al morir, un recuerdo imperecedero para todos cuantos nos honrabamos con su amistad, Reciban ustedes mis amigos queridos la seguridad del afecto que en ests triste circunstancia les reitera mas que nunca su amigo
Augusto J. Coelho
Construcción de Edificio Anexo de la Facultad
En el Archivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Legajo 9055 del año 1871 he encontrado la siguiente carta de Don Rafael al decano de la Facultad, Dr. Leopoldo Montes de Oca, en relación al terreno lindero a la Facultad. Actualmente Facultad de Ciencias Económicas que ocupa la manzana de Av. Córdoba, Uriburu, Viamonte y Junín.
Buenos Aires, Noviembre 19 de 1896
Señor Decano de la Facultad de Ciencias Médicas Dr. Don Leopoldo Montes de Oca
Señor Decano
Tengo la satisfacción de acusarle recibo de su atenta nota fecha 10 del actual, en la que me comunica que, autorizado por la Facultad, me ha designado Ud. para que, con los Señores Académicos, Doctores Juan R. Fernández y Luis Güemes, forme la comisión encargada de intervenir en la construcción e instalaciones que deben levantarse en el terreno lindero a la facultad, mandado expropiar por ley del Congreso para establecer en él todas las enseñanzas que se hacen en el cadáver.
Al comunicar, como lo hago, al Señor Decano mi aceptación a tan honroso cargo, es con el temor y pesar de que mi mal estado de saludo, que es notorio, no me permita prestar todo el contingente que deseara, y agradeciendo al Señor Decano la distinción de que he sido objeto, tengo el gusto de saludarlo con mi más distinguida consideración.
Rafael Herrera Vegas
Buenos Aires, Noviembre 19 de 1896
Señor Decano de la Facultad de Ciencias Médicas Dr. Don Leopoldo Montes de Oca
Señor Decano
Tengo la satisfacción de acusarle recibo de su atenta nota fecha 10 del actual, en la que me comunica que, autorizado por la Facultad, me ha designado Ud. para que, con los Señores Académicos, Doctores Juan R. Fernández y Luis Güemes, forme la comisión encargada de intervenir en la construcción e instalaciones que deben levantarse en el terreno lindero a la facultad, mandado expropiar por ley del Congreso para establecer en él todas las enseñanzas que se hacen en el cadáver.
Al comunicar, como lo hago, al Señor Decano mi aceptación a tan honroso cargo, es con el temor y pesar de que mi mal estado de saludo, que es notorio, no me permita prestar todo el contingente que deseara, y agradeciendo al Señor Decano la distinción de que he sido objeto, tengo el gusto de saludarlo con mi más distinguida consideración.
Rafael Herrera Vegas
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