jueves, 2 de septiembre de 2010

Ciudad de Invierno

por Clara Nougués de Monsegur


En homenaje a mi bisabuelo, el Dr. Rafael Herrera Vegas, abuelo de mi madre, narrare el hecho de cómo llego a mis oídos, por primera vez, la fabulosa historia de “Ciudad de Invierno”.
Corría el año 1987, cuando mi madre, María Teresa Herrera Vegas de Nougués, me invita a almorzar con ella, donde presenta una mesa con detalles exquisitos, en la cual destacan dos floreritos de plata que instantáneamente, llaman mi atención. A esta situación, me responde:
“.. Esos que tanto tu ponderas, pertenecieron a Ciudad de Invierno” y fueron comprados, por mi madre, cuando se realizo un remate de la liquidación de los bienes de esa Mansión; aquí tienes algo de esa misteriosa y magnifica ciudad que duro poco y nada...”
A partir de este suceso y las charlas con mamá, comenzó mi investigación que aporto en este documento, como sentido homenaje.

Hace mucho tiempo, recuerdo entre las historias que mama nos narrara, una de una ciudad que se construyo en la Provincia de Corrientes, para escapar de los fríos inviernos de Buenos Aires.
Antiguamente, muchas familias huían a Europa o Paraguay que poseían un clima más benigno.
Ciudad de Invierno, fue llamado ese lugar y mamá tenia grandes recuerdos de niña porque su abuelo Rafael Herrera Vegas y su tío Martín Pereyra Iraola, habían comprado tierras en esa colosal futura ciudad.
El primer mojón de la presente historia se inscribió el 07 de Agosto de 1909, al sancionar la Honorable Legislatura de Corrientes, la Ley que autoriza al Dr. Andrés A Demarchi para construir la ciudad de invierno sobre las costas del río Paraná. La concesión seria por 35 años, no pudiéndose acordarse algo parecido durante ese lapso, se hallaba eximido de impuestos fiscales y municipales, por el tiempo fijado.
El concesionario se comprometía a edificar un Hotel con capacidad para 150 pasajeros con todas las comodidades: salones de lectura, conferencias y bailes; muelle sobre el río con instalaciones para bañistas; un casino similar a los que funcionaban en Europa; hipódromo, teatro y una escuela para albergara 100 alumnos.
El pueblo de Empedrado, Corrientes, esta a una distancia de 60 kilómetros dela Capital Correntina, y a 998 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, gozaba de un clima subtropical de 16º promedio y una humedad relativa; ese lugar reunía las condiciones exigidas por el sabio profesor Kisch para disparar de los fríos y brindaba todo el bienestar sin salir del país a aquellos que escapaban a Europa, que estaba a las puertas de la 1era guerra mundial (1914-1918).
En el año 1910, comienzan la formidable edificación de ciudad de Invierno; sobre la fracción de 3.141 hectáreas de un campo propiedad de la firma “Bartolomé Lotero y Hno.”; frente al lugar mas ancho del río, que tiene 7 km de costa a costa, encomendando la confección del plano a los Ingenieros Valentín Virsoro y Carlos Thays, este ultimo creador de los bosques de Palermo (Capital Federal).
La futura mansión esta compuesta por 158 manzanas, 197 quintas y 24 chacras, teniendo como centro principal el “Hotel Continental”, casino y salones de fiestas. Los materiales para la construcción salen del puerto de Buenos Aires, t de Rosario de Santa Fe, exceptuando el agua y la arena del Paraná y los ladrillos que son traídos del vecino paraje Canario Cue.
Pareciera que el motivo principal, que indujo a los visionarios a levantar este lugar, empezaba a concretarse. El turismo en ese entonces estaba orientado exclusivamente hacia Asunción del Paraguay, donde casualmente Don Rafael Herrera Vegas poseía su residencia, mas específicamente en San Bernardino, a la que escapaba durante los fríos de Buenos Aires; también Mar del Plata y Córdoba empezaban a tener un panorama turístico local nacional e internacional.
Este Hotel Continental, Edificado en el pueblo de Empedrado cuya fundación data de 1826, constaba de 4 pisos y 2 subsuelos unidos por el casino mediante un largo pasillo cubierto vitraux, levantado por una cúpula de bronce, una araña colgaba en el centro del casino con de 312 brazos de luces.
La cristalería era de Murano, todo el moblaje fue traído de Paris y las porcelanas de Florencia. La dirección del hotel estaba frente a Monsieur Saint Andree quien ocupo idéntica funciones en el Regine Hotel de Paris. El Chef de cocina perteneció al Carlton Hotel de Londres y el Maître del Hotel Otto, al Majestic de Paris.
El 29 de Junio de 1914 es la gran velada inaugural, congregando a autoridades provinciales y lo más selecto de la Sociedad de Argentina. Hasta asistió un maharajá servidores con libreas doradas, los invitados ataviados de rigurosa etiqueta de gala.
Poco a poco después del entusiasmo que despertó esta Ciudad de Invierno, se empieza a sentir el fragor de la Primera Guerra Mundial y se hace sentir el peso de la misma que hizo que esto durara lo que un sueño.
Por escritura pública del 20 de Junio de 1917, Ciudad de Invierno S.A., dona al gobierno de Corrientes, una superficie de 336 hectáreas, compuesta de calles, avenidas, plazas, hipódromo, desvío del ferrocarril oeste argentino y lugares para edificios públicos.
Cuentan observadores que visitan este lugar fantasmal, que aun se ven restos de mampostería sepultados entre la exuberante vegetación; demostrando así que de esta ambiciosa iniciativa no quedo nada en pie, solamente restos de un pasado esplendor.
“Ciudad de Invierno” permanece en archivo fotográfico como algo increíble que existió en nuestra Argentina, donde no se valora el pasado y quedo como in pasaje de “Las Mil y una Noches”.

Agradezco a la Tía Clara que me hizo llegar esta historia y me disculpo por haber tenido que recortar su investigación por contar con espacio acotado.

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