sábado, 4 de septiembre de 2010

Dr. Enrique del Arca

El Dr. del Arca nació en Bs.As. el 11.09.1854 y falleció el 21.03.1911. Hijo del Dr. Zenón del Arca, decano de la Faculta de Medicina, quién murió durante la epidemia de fiebre amarilla, y de Doña Saturnina Plá.
Se recibió de farmacéutico en 1873, y fue practicante interno en el Hospital General de Hombres. En 1877 se graduó de Doctor en Medicina, presentando su tesis "Observaciones sobre las operaciones practicadas en 1875, en las salas de clínica quirúrgica del Hospital General de Hombres".
Desde 1897 hasta 1900 fue Decano de la Facultad de Medicina por voto unánime, cumpliendo una destacada actuación. En época de revueltas estudiantiles se lo llamó otra vez al decanato, en 1906, pero a los pocos meses decidió renunciar. Referido a este segundo nombramiento sigue la felicitación que le envió el Dr. Rafael Herrera Vegas, y la debida respuesta del Dr. Del Arca.

Bs. Ayres, Marzo 8 de 1906
Mi querido Del Arca

Su elección de Decano de la Facultad de Medicina por unanimidad de votos, le probará a U una vez más, la alta estima en que le tienen sus cólegas.
Esta elección creo que satisfará al cuerpo médico y al público, en cuanto a los estudiantes es difícil complacerlos, por que es imposible saber lo que quieren.
La Facultad pasa por momentos muy criticos; pero creo que es nuestro deber afrontar todas las criticas e injusticias tranquila de los que solo trabajan por el bien de la Institución entre los cuales está U en primera línea.
Con su carácter ecuánime espero que sabrá U dominar la revolución estudiantil y conservar el decoro de la disciplina de la Escuela.

Deseandole el mejor éxito en su decanato
Se despide su amigo
Rafael Herrera Vegas



Ququen F.C.S. Marzo 11 de 1906
Sr. Dr. Rafael Herrera Vegas
Mi querido amigo:

Muchísimo le agradesco su carta tan cariñosa como cinsera y por eso es una de las pocas, que contesto, por que me siento abrumado de telegramas y cartas de amigos, con motivo de este inesperado nombramiento, que lo considero un alto honor precisamente, por las condiciones ecspcionales en que ha sido hecho.
Cualquiera se sentiría enorgullecido al ver que en él se cifra un poder que no creo tener. ¡Ojalá tuviera yo el prestijio de reunir todas las voluntades para poder encausar a la Facultad en estos críticos momentos! Pero conozco la situación perfectamente, por informes escritos y verbales que me han suministrado médicos y amigos venidos de allí y me parece que aquello amenasa derrumbe.
Ud. conoce mi cariño por la Institución, y mi voluntad decidida de hacer bien, pero mucho temo que ya sea tarde. Hay males sobre males y no creo que toda sea la culpa de los alumnos, es mucha, de los que hemos dirijido y de los que nos acompañado en la tarea de la enseñanza. Recordará Ud. que yo, mas de una vez, he dicho en la Academia que debíamos castigar a los profesores y no á los estudiantes.
Los tiempos han cambiado y la disciplina se ha ido relajando hasta desaparecer.
La Facultad tiene hoy enfrente enemigos encamizados: los profesores separados, los que no han conseguido sus deseos, los que se créen desairados o relegados por su antigüedad y sus servicios y luego otros mas poderosos que se empeñan en derrumbarla para fundar otra entre sus escombros.
Como Ud. conoce mejor que yó, el problema es complejo y grave, gravísimo!
Ya no hago sino meditar sobre puesto tan difícil. Dos noches he pasado sin dormir y aún no puedo hallar la solución del asunto.
Comprendo que, el Decanato actual, es de sacrificio, y en tal concepto apesar del mal estado de mi salud no vacilaria en aceptarlo, sí creyera hacer algo útil, pero sacrificarse inutilmente, aún no me parece razonable.
Es un asunto que hay que discutirlo largamente y luego ver lo mejor que pueda hacerse.
Dentro de pocos días voy para allá y hablaremos de todo y después resolveremos. Ante todo sería necesario contar con el apoyo decidido de académicos y profesores sin lo cual todo fracasaría como ha pasado hasta ahora.

Su amigo affo
E. del Arca

Disculpe la letra, el papel es infame.

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